La sordera de un oído.

Son muchas las personas que padecen sordera unilateral, es decir, de un sólo oído. Cuando esta situación se produce desde el nacimiento o en los primeros años de vida puede condicionar al niño pero, si pasa desapercibido o no se trata, lo habitual es que el niño se adapte a su situación y no busque soluciones cuando es adulto.
Pero si la sordera aparece en la edad adulta y, sobre todo, si se desarrolla de forma rápida o brusca, la persona afectada se siente muy limitada en su vida social y de relación debido a su pérdida de audición.
La pérdida auditiva de un oído puede deberse a diversas causas. Desde la llamada sordera brusca, el Ménière, los tumores del nervio auditivo, enfermedades por virus, cirugía, etc..
Es relativamente frecuente. Aproximadamente unos 60.000 casos al año en Estados Unidos.
Las limitaciones que causa se relacionan sobre todo con la comprensión en ambientes de ruido, en las reuniones en grupo, ya sea en momentos de ocio o en el trabajo, y con la incapacidad para localizar de donde proviene el ruido.
De ahí, la posibilidad de accidentes por no localizar el sonido de automóviles, etc, y retraimiento social o laboral por no poder comprender correctamente a los interlocutores en las conversaciones en grupo y las reuniones.
Estas limitaciones tienen solución con distintos tipos de ayudas auditivas, pero no todos los pacientes buscan ayuda , ni todos los médicos están informados de las posibles soluciones actuales.